En este momento estás viendo El valor social del perdón en la vida pública

La reconciliación, como practica social, es un principio tanto complejo como diverso; entenderla desde una visión romantizada y de tipo ideal, o de forma reduccionista desde la no-discordia, puede transformarla en una quimera. Si, por el contrario, se asume únicamente desde una visión meramente jurídica puede reducirse a un pacto entre elites políticas que no se corresponden con las demandas sociales. En este sentido, resulta pertinente entender la reconciliación manteniendo “(…) el foco de la comprensión sobre cómo las personas viven y se relacionan entre sí mediante las prácticas concretas y cotidianas de la vida.”[1]

Para entender lo propio sobre las nociones de reconciliación, es fundamental iniciar estudiándolo hermanado al proceso de perdón, en cuanto no existe el uno sin el otro; en tal sentido, será opaco ver el perdón solo desde la esfera de lo religioso. El Sociólogo y Sacerdote Leonel Narváez Gómez (S/A) refiere que esta relegación del perdón sólo hacia la teología o a la ética personal: “ha privado de una poderosa herramienta psicoterapéutica, social y espiritual para lograr paz estable y sostenible”[2]. El perdón y la reconciliación se hacen necesarios en el campo de la vida pública y social a raíz de que cultura de la violencia, el resentimiento y el odio se convierten en paradigmas actuales y toman cada más terreno.

Para Narváez Gómez (S/A) la relevancia de este particular se debe, en parte, al sistema patriarcal que ha imperado por muchos siglos dentro de la sociedad venezolana: “esta mentalidad violenta es hoy expresada subrepticiamente en los roles de la masculinidad que la sociedad actual ha creado: Ejecutivos de negocios, ejecutivos políticos, y jefes militares”[3]

El perdón entonces se constituye  como un método útil para responder al germen de la violencia y el impacto que tiene en la vida de los individuos. Sobre este fenómeno continua Narváez Gómez (S/A) apuntando que:

“La violencia ocurre cuando la gente está apabullada por sentimientos de impotencia ya que sus necesidades básicas de autoestima, identidad, reconocimiento, le han sido negadas. La violencia y la agresión normalmente se expresan a través de reacciones físicas cuando la expresión de otras formas de poder interno han sido negadas (el poder ser, el poder de autoafirmación). “ [4]

Así pues,  la ética del perdón puede ayudar dentro del ámbito de la vida pública, a reconstruir la dignidad humana y reconectarse con la vida en sociedad. Sin embargo, y como ya se mencionó, esas nociones están aún muy incipientes en la gestión o formación para lo público, en menoscabo del hecho cierto de que todo individuo tiene capacidad de perdonar[5] y por ende, de escoger dar su apoyo y comportarse conforme a un sistema público y social mucho más sano.


[1]  Consideraciones liberales sobre la reconciliación social en Venezuela. (2018). [Página línea] Disponible en: https://proyectobase.org/consideraciones-sobre-reconciliacion-social-en-venezuela/

[2] Enunciados generales del perdón y la reconciliación (S/A). [Página línea] Disponible en: http://fundacionparalareconciliacion.org/biblioteca-virtual/

[3] Ídem.

[4] Ídem.

[5] Thomas Moore C/P enunciados generales del perdón y la reconciliación (S/A). [Página línea] Disponible en: http://fundacionparalareconciliacion.org/biblioteca-virtual/